En el mejor día de los cinco que van de Semana Santa, en cuanto tiempo a se refiere, llegaba se preparaban los cofrades de Jesús de Vía Crucis en la Plaza de la Catedral para iniciar su desfile procesional.
Quedaba poco más de una hora para el inicio de la procesión, el sol iba desapareciendo y los hermanos entraban poco a poco a la Catedral para comenzar a formar filas. Allí, cientos de zamoranos esperaba la salida del Nazareno y de la Virgen de la Esperanza.
Puntuales a las 20:15 comenzaban a sonar los primeros repiques de trompetas y tambores cuando comenzaban a desfilar los cientos de cofrades dirección a la Plaza de Antonio del Águila.
Desde allí, con las aceras y las calles llenas de gente, el desfile procesional continuaría por Obispo Manso, Plaza de Arias Gonzalo, Rúa del Silencio (antigua Magistral Erro), Plaza de los Ciento, Rúa de los Francos, Plaza Viriato, Ramos Carrión, Alfonso XII, Plaza Santa Lucia, Puente, Puente de Piedra hasta la Plaza de Belén, su destino final.
Antes, pasado el Puente de Piedra, el Nazareno despedía a la Virgen de la Esperanza, la cual se dirige al convento de las M.M. Dominicas Dueñas. El Nazareno continuaba su recorrido, todavía con las aceras llenas de gente por la Avenida de su mismo nombre. Es ahí, cuando se empiezan a recordar los principales momentos de Jesús caminando hacia la Cruz.
Una a una se rezan y meditan las 14 estaciones, hechas de hierro y bronce por el escultor zamorano Ricardo Flecha, allá por el 2005.
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