“Un año más asistimos a la impunidad con la que Benavente se dispone a llevar a cabo el maltrato en la plaza pública, un año más los que empatizamos con el sufrimiento de los otros tenemos que asumir que algunos animales sí pueden ser maltratados y además se permite que sea una tortura pública y para mayor vergüenza del ser humano, sufragada, apoyada y organizada por las Instituciones que son de todos” denuncian desde Defensa Animal Zamora.
Para DAZ, la localidad de Benavente se convierte un año más por un día “en la vergüenza de nuestro país”, uniéndose a la lista de ciudades conocidas por el “dudoso honor del maltrato hacia los animales”: Coria, Algemesí, Tordesillas…
“En el año 2018 torturar a un perro es un delito, pero si es un toro es “diversión”, en el año 2018 lo importante para el Ayuntamiento de Benavente es que los asistentes no lleven un envase de alcohol demasiado grande, pero da igual atar una soga a los cuernos de un toro y que en medio de miles de personas gritando y jaleando, aterrorizado, deba sentir como tiran de él y deba recorrer los metros que le llevarán al descanso, al matadero” señalan desde el colectivo animalista, quienes se preguntan si De verdad los benaventanos no saben divertirse sin el dolor ajeno, “nos cuesta creerlo, pero ahí está la prueba”.
Desde DAZ inciden en que “las personas que no toleramos la crueldad hacia ningún ser sintiente, las personas que nos oponemos a cualquier tipo de maltrato, esperamos que en pocos años esto sea un mal recuerdo del pasado” y se resignan a que de momento “tienen la batalla ganada mientras dependa de los político”, pero insisten en que “la guerra la ganarán la ética y la razón”. “Vosotros lo sabéis, tenéis miedo a la evolución y así nos lo trasladáis en privado en numerosas ocasiones” añaden.
Por último, desean que ““Hacendero” sea el último Torito del Alba porque en Benavente también colocan una maroma a un novillo, si, no sólo a dos toros adultos, “Rastreador” y “Bohemio” sino a uno que destinan a los más jovencitos de esa ciudad, ese es el regalo a los niños, un toro de dos años de edad cuyo destino es el mismo que el de los otros dos; una soga, el terror y la muerte”.
“Ojalá Hacendero, Rastreador y Bohemio sean las últimas víctimas, ojalá no tengamos que volver a gritar, “Benavente, vergüenza nacional”” finalizan desde DAZ.
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