Los síntomas del Alzheimer y cómo prevenirlo

Como cada año, el 21 de septiembre tiene lugar el Día Mundial del Alzheimer, una fecha en la que tienen lugar numerosas sesiones informativas, iniciativas y ayudas varias para enfermos y familiares. Una cita que el comparador de seguros de salud Acierto.com ha aprovechado para llevar a cabo su último informe, que no solo revela un incremento en el número de diagnósticos, sino también cómo afecta esta patología a familiares y cuidadores.

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 El Día Mundial del Alzheimer traerá consigo numerosos actos de sensibilización con la enfermedad
El Día Mundial del Alzheimer traerá consigo numerosos actos de sensibilización con la enfermedad

Según los datos recabados por Acierto.com, se estima que en España hay unos 800.000 afectados por esta patología neurodegenerativa que supone el 41% de los dependientes. Un punto en el que el diagnóstico resulta clave. De hecho, puede suponer la diferencia, ya que conocer a tiempo en qué situación se encuentra el paciente permite trazar un plan de actuación en las primeras fases de la enfermedad.

Volviendo a su detección, los afectados por Alzheimer se muestran decaídos, tristes, desorientados. El Alzheimer se muestra a través de diferentes conductas y emociones. El deterioro cognitivo es, quizás, el síntoma más reconocible. Es ese momento en el que una persona se vuelve olvidadiza. Comienza a sufrir “despistes” y pérdidas de memoria. Pero es un síntoma común a la demencia y a otros posibles problemas neurológicos. En todo caso, existe un decálogo de “signos de alarma” que funcionan como referencia:

-Cambios de memoria que dificultan la vida cotidiana: no es un simple olvido, es necesitar que se repita constantemente una información que no se logra retener.
-Dificultad para planificar o resolver problemas: problemas sencillos del día a día, como seguir una receta de cocina.
-Dificultad para desempeñar tareas habituales en la casa, en el trabajo o en su tiempo libre: a una persona afectada de alzheimer le cuesta, por ejemplo, aprender las reglas de un juego.
-Desorientación: hay un desajuste cognitivo respecto al tiempo y el espacio. Hay ciertas lagunas en este sentido para el enfermo, que puede no recordar cómo ha llegado hasta un lugar o no saber en qué día vive.
-Dificultad para comprender imágenes visuales y cómo objetos se relacionan uno al otro en el ambiente: les impide reconocer colores, leer o calcular distancias.
-Problemas con el uso de palabras en el habla o en la escritura: les cuesta recordar algunas palabras y seguir el hilo de una conversación. Repetir muchas veces lo mismo es otro síntoma, en este sentido.
-Colocación de objetos fuera de lugar y la falta de habilidad para volver sobre sus pasos: les cuesta reconstruir lo que acaba de pasar y recordar dónde han dejado un objeto; normalmente porque la falta de memoria les hace dejarlo en un lugar distinto al habitual.
-Dificultad en la toma de decisiones: también pueden experimentar cambios de juicio y de comportamiento.
-Afectados y retraídos: disminuye su actividad, se vuelven cada vez más pasivos en todos los ámbitos de su vida.
-Cambia su manera de ser: pueden enfadarse con más frecuencia, sentir ansiedad, temor y otras emociones negativas.

¿Hay alguna forma de prevenirlo?

Una vida saludable puede ayudar a reducir hasta en un 40% los casos de Alzheimer. Son hábitos que se han de incorporar al día a día para poder disfrutar de un envejecimiento con salud.

-Actividad física: ayuda al buen mantenimiento de la función cognitiva y, por tanto, puede ayudar a retrasar la aparición de la enfermedad.
-Actividad social: una buena función cerebral también depende de una autoestima alta. Esta está directamente relacionada con la sensación de permanencia al grupo y con los vínculos sociales y afectivos.
-Actividad mental: ni más ni menos, utilizar el cerebro lo máximo posible para asegurar una correcta función cognitiva por más tiempo.
-Prevención del riesgo cardiovascular: además de agravar los síntomas, los riesgos cardiovasculares pueden ser responsables, en parte, del deterioro mental.
-Buena alimentación: básicamente, mediterránea, por ser rica en antioxidantes, vitamina C y E y omega 3. El pescado es especialmente importante. Según algunos estudios, reduce en un 60% el riesgo de padecer Alzheimer, si se consume al menos una vez a la semana.
-Fomentar la reserva motivacional: tristeza y deterioro cognitivo pueden ir de la mano. Es importante evitar etapas prolongadas de bajo estado anímico y resolverlas.

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