María Ángeles Cordero, vestida de toga negra, y “nerviosa”, tal y como ella misma confesó, descendió las escaleras de la audiencia provincial con la vista puesta en una sala de lo penal abarrotada a la espera de tomar posesión de su cargo. Lo hacía de una manera muy distinta a cuando cruzó por primera vez la puerta de la Audiencia Provincial en el año 87. Arropada por decenas de amigos y familiares era el momento en el que se convertiría en la primera fiscal jefe de la Audiencia Provincial de Zamora.
Especializada en delitos medioambientales, maltrato animal y urbanismo, comenzaba así una nueva etapa en su carrerea en la que, para empezar, ya tiene un caso de corrupción en el que ha asegurado “se empleará muy a fondo”. “Soy zamorana y quiero mucho a mi ciudad y mi provincia”, expresaba Cordero a la espera de su nombramiento poniendo de manifiesto que uno de los temas que más le preocupan es la despoblación.
“Es tremendamente duro cuando se tienen que poner demandas de discapacidad para que los más mayores de la provincia puedan estar tutorizados y alguien vele por ellos”, aseguraba Cordero, visiblemente emocionada, puesto que aseguró que este ámbito era de los más duros a enfrentar.
Otro de los aspectos que más preocupa a la nueva fiscal jefe es el maltrato animal y por ello se congratuló de que hayan crecido las demandas en Zamora en este sentido. Tras estas breves palabras a la prensa, la zamorana se dirigió a vivir un momento que cambiaría su carrera.
El presidente de la Audiencia Provincial pronunció su nombre y esta entró bajo la atenta y orgullosa mirada de compañeros, amigos y familiares que quisieron arroparla en ese momento. Comienza así su carrera como fiscal jefe no si antes remarcar “que en el ámbito judicial aún faltan muchos medios pero en el caso de Zamora el deber profesional de cada uno puede por encima de todo”.
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