El once de marzo de 1989 las calles de Zamora eran testigo del primer desfile procesional de esta hermandad fundada en 1988. Este sábado, la luz y la vida han vuelto en un trigésimo aniversario acompañado por el recuerdo de los grandes ausentes.

Un emotivo recuerdo que este año ha estado personificado en la cruz del artista Coomonte de casi cuatro metros que ha sido portada por cuatro hermanos desde su salida de la Catedral. La túnica de estilo cisterciense de los casi mil hermanos, bañaba las calles de luz ante una Zamora aún despierta abriéndose paso camino al campo santo.

La imagen de Nuestro Señor Jesús Luz y vida, guiaba a los hermanos hasta el que es el momento cumbre de este desfile con el recuerdo a los que ya no están. Un momento de recogimiento y especialmente emotivo, ha sido la entrega floral que, como cada año, y ya van treinta, ha servido de recuerdo, para dar luz y dar vida a las ánimas ausentes en un silencio solo roto por la pieza “De Profundis” interpretada por el coro de la hermandad.

Tras el acto central del desfile procesional, y ya caída la noche, los faroles de los hermanos reflejaban en el Duero al igual que la imagen de Nuestro Señor Jesús Luz y Vida emprendiendo el camino de vuelta con la vista puesta en la Catedral que esperaba la llegada como cada Semana Santa desde hace treinta años.

Fotografías: Sofía Villar.

Archivado en:

Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios

Lo más leído