Tarde para el disfrute en el Ruta de la Plata

La visita del Becerril dejó muy buenas sensaciones en una afición local que no sufrió en ningún momento y que se animó con el juego de sus jugadores a lo largo de los 90 minutos. El 'pero' que puso la hinchada, la falta de gol.

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El Zamora regresaba al Ruta de la Plata en sólo siete días, y lo hacía para disputar una quinta jornada que les iba a medir ante un Becerril que sumaba cero puntos en su casillero. Rival, a priori, cómodo para unos rojiblancos que se encontraron con una buena entrada en las gradas después de que las lluvias desapareciesen de Zamora a primera hora de la mañana.

La gente, conocedora de la situación, se unió en uno con la plantilla y aplaudió cada una de las jugadas de los de Movilla. Todo comenzó a los cuatro minutos con un disparo de Escudero que obligó a Sevi a sacar una mano milagrosa para tapar el balón en plena línea de gol. Ese fue el comienzo de las alegrías para el Ruta.

Aplausos que fueron sucediéndose a lo largo del choque, acompañados de ciertos silbidos para protestar decisiones arbitrales, pero que dejaban claro que todos los que estaban sentados en cada una de las gradas venían a disfrutar. Y vaya si lo hicieron.

Tras un larguero de Dani Hernández con un disparo estando escorado en banda izquierda, los zamoranos disfrutaron instantes después de uno de los goles de la jornada. El capitán recogió un balón bombeado en el pico del área, golpeó con el empeine y envió el esférico a la escuadra de Sevi.

A partir de ese momento las ocasiones siguieron sucediéndose, todas ellas a favor de un Zamora que no dejó de ahogar al Becerril. Primero Ramos y después Escudero estuvieron cerca de doblar la ventaja antes del descanso, pero el marcador no se movió para desgracia de la afición.

A la vuelta, Valentín fue el encargado de dejar a todos con la miel en los labios. El atacante, en la línea del área pequeña, se encontró con un balón en los pies que no esperaba y, con el portero casi batido, envió el mismo a las manos de un guardameta visitante que no se podía creer lo sucedido.

Ramos volvió a tenerla en sus botas, tras varias jugadas en las que los jugadores locales pecaron de avaricia de balón, el futbolista recibió la bola y su disparo hizo temblar el travesaño. Otro palo más para el Zamora y otra acción más que terminaba sin el canto de gol de la afición viriata.

Los ‘Uy’  y los aplausos desde la grada no dejaron de sucederse, con varios jugadores como protagonistas, aunque todos terminaban en nada. Intensidad arriba y en el césped, muestra de una comunión perfecta entre equipo y afición en un choque para el disfrute que pudo finalizar con más goles para el Zamora, pero donde el 1-0 sirvió para cerrar el fin de semana con buena cara. 

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