La celiaquía en siete preguntas

La celiaquía o enfermedad celíaca (EC) es una intolerancia permanente al gluten, proteína presente en el trigo, el centeno, la cebada y la avena. La sufre uno de cada cien españoles y no hay tratamiento, pero con una dieta saludable y variada sin gluten no tiene por qué ser un problema.

16 de mayo, Día Nacional del Celíaco
16 de mayo, Día Nacional del Celíaco

¿Qué es la celiaquía?

La celiaquía o enfermedad celíaca (EC) es una intolerancia permanente al gluten, una proteína presente en el trigo, el centeno, la cebada y la avena. Uno de cada cien españoles es celíaco. Seguir una dieta sin gluten es el único tratamiento existente para ellos. Se trata de una solución costosa y en ocasiones complicada, pero no hay alternativas, al menos hasta ahora, y la celiaquía se mantiene de por vida.

Tomar alimentos con gluten provoca a los celíacos una reacción inflamatoria en la mucosa del intestino delgado. La dosis a partir de la cual se presenta la intolerancia es indeterminada. Pero sí se ha comprobado que hay personas más sensibles que otras.

El daño en el intestino afecta a la absorción de nutrientes esenciales, como las vitaminas del grupo A, B, D, E y K y minerales como calcio, el hierro, el magnesio y el zinc.

Para tratar de comprender la enfermedad celíaca, su patología y la dieta adecuada, abordamos algunas cuestiones que al menos todo celíaco y su entorno deberían conocer.

Causas de la celiaquía

Aunque queda mucho por saber sobre la enfermedad celíaca, se conocen algunos mecanismos implicados en su aparición. Existe una más que evidente predisposición genética y se han identificado además alteraciones del sistema inmunológico.

De hecho, es frecuente que la enfermedad celiaca se asocie a enfermedades autoinmunes. Situaciones de estrés emocional o físico, como puedan ser, por ejemplo, un parto o una infección, pueden actuar como factores desencadenantes en personas predispuestas.

Existen estudios que plantéan la posibilidad de una relación entre el desarrollo de la enfermedad y el periodo de lactancia materna y la introducción del gluten en la dieta. De hecho, actualmente se aconseja, por precaución, esperar hasta los 6 meses para introducir alimentos con gluten a los lactantes.

Tampoco conviene retrasar este hecho más allá del primer año de vida, pues entonces los síntomas de la intolerancia pueden ser más leves y pasar incluso desapercibidos.

Celiaquía: síntomas, diagnóstico y tratamiento
Síntomas


Los síntomas más habituales de la celiaquía son de tipo digestivo: hinchazón abdominal, deposiciones blandas, diarrea crónica o estreñimiento.

Las heces pueden contener gran cantidad de grasa (esteatorrea) y también son habituales las náuseas, los vómitos y la pérdida de apetito.

Pero, en ocasiones, los síntomas digestivos ni siquiera son apreciables, manifestándose otros derivados de las deficiencias nutricionales, como cansancio, pérdida de peso, retraso en el crecimiento, anemia, infertilidad o abortos espontáneos. Tampoco son raros los casos en los que no aparece ninguno de estos síntomas. Ésta es la forma silente o asintomática de la enfermedad.

Lo que sí comparten todos los celíacos es una atrofia en el revestimiento interno de la parte superior del intestino delgado, concretamente en las vellosidades, responsables de las posibles alteraciones en la absorción de los nutrientes de los alimentos: proteínas, grasas, hidratos de carbono, sales minerales y vitaminas.

Eso sí, algunos de los que la padecen manifiestan la enfermedad de forma leve y en otros de manera violenta y, además, la intensidad de los síntomas puede variar con el tiempo. En cualquier caso, son síntomas que no remiten con los tratamientos habituales.

Diagnóstico

Para llevar a cabo un diagnóstico, es necesario realizar un examen clínico y un análisis de sangre que incluya anticuerpos específicos, como antigliadina, antiendomisio y antitransglutaminasa tisular.

En cualquier caso, los resultados de los análisis no ofrecen una seguridad completa sobre si se tiene o no la enfermedad.

El diagnóstico definitivo suele requerir la realización de una biopsia intestinal, que consiste en extraer una muestra del tejido del intestino delgado superior, para comprobar si está o no dañado.

Tratamiento de la celiaquía

No hay ningún medicamento eficaz que sirva para aliviar los síntomas de la enfermedad celiaca. El único tratamiento actualmente disponible para esta enfermedad es quitar para siempre de la dieta todos los alimentos de los que incluyan gluten o que se sospeche que puedan llevarlo.

En cuanto se pone en marcha esta medida dietética, el intestino se recupera sin ningún problema y desaparecen los síntomas.

Dieta sin gluten

El mercado ofrece una amplia variedad de productos “sin gluten” que sustituyen a los elaborados a partir del trigo, cebada, centeno y avena. La ley mantiene que los alimentos que alegan "sin gluten" no pueden tener cantidades superiores a 20 miligramos de gluten por kilo. Los productos con la leyenda "bajo contenido de gluten" pueden contener entre 20 y 100 miligramos de gluten por kilo.

Precauciones

Sea como fuere, es vital para los celíacos seguir una dieta a base de alimentos naturales, sin procesar. Además, se deben tener en cuenta una serie de precauciones:

-No debe iniciarse una dieta exenta de gluten sin haber realizado previamente una biopsia intestinal, ya que lo único que se consigue con ello es retrasar y/o enmascarar el diagnóstico de una posible enfermedad celíaca.
-La dieta debe seguirse estrictamente durante toda la vida. El consumo de pequeñas cantidades de gluten de forma continuada puede dañar severamente las vellosidades intestinales, provocando otras alteraciones y trastornos nada deseables, incluso en ausencia de síntomas.
-Se debe eliminar de la dieta cualquier producto que lleve como ingrediente trigo, avena, cebada, centeno, espelta y triticale, así como sus derivados: almidón, harina, panes o pastas alimenticias.
-La dieta sin gluten debe basarse, fundamentalmente, en alimentos naturales que no contengan gluten: leche, carnes, pescados, huevos, frutas, verduras, legumbres y los cereales permitidos, que son: maíz, arroz, mijo y sorgo. Deben combinarse entre sí de forma variada y equilibrada.
-El consumo de productos manufacturados conlleva asumir riesgos potenciales, ya que al haber sido manipulados, la garantía de que no contengan gluten es más difícil de establecer.
-Al adquirir productos elaborados y envasados, ha de comprobarse siempre la relación de ingredientes que figura en la etiqueta. Para estar seguros de que no contienen gluten.
-En caso de que se vaya a comprar un producto a granel, es obligatorio anunciar la presencia de alérgenos. En caso de dudas o que el establecimiento no nos ofrezca plena confianza, lo mejor es no adquirir el producto en cuestión.
-Hay que ser cautos con la posibilidad de contaminación durante la manipulación de alimentos en bares, restaurantes y comedores colectivos, de empresas o colegios. Se debe consultar por el proceso de elaboración y los ingredientes de cada plato antes de tomarlos. Por ejemplo, no se deben consumir alimentos sin gluten fritos, como las patatas, en aceites donde se hayan preparado antes productos con gluten, como empanadillas o croquetas.

¿Qué le pasa a un celíaco cuando come gluten?

Si el paciente tarda en ser diagnosticado o si no sabe cómo llevar una dieta sin gluten, pueden acentuarse notablemente sus problemas.

La salud del enfermo se irá deteriorando progresivamente y podrían surgirle problemas como malnutrición, depresión, infertilidad o abortos de repetición, además de aumentar considerablemente el riesgo de padecer determinados tipos de cáncer.

Una vez localizado el problema, se debe prescindir para siempre del gluten y llevar de por vida una dieta variada a base únicamente de alimentos sin gluten.

Si no eres celíaco, ¿es perjudicial una dieta sin gluten?

Hay personas que se decantan, bien por voluntad propia o por recomendación, por seguir una dieta sin gluten sin estar diagnosticadas de celiaquía. Esta práctica se realiza especialmente con el fin de bajar de peso. La evidencia científica sobre sus efectos es aún limitada debido a la falta de ensayos clínicos en humanos.

Muchos seguidores de estas dietas alegan mejorías a nivel gastrointestinal e incluso pérdida de peso. Sin embargo, en personas no celíacas no se puede relacionar bonanzas alimenticias con la exclusión de gluten, ya que suele haber una reducción del consumo de alimentos procesados, como platos precocinados, salsas, pan rallado o productos de pastelería, que generalmente incluyen cantidades significativas de grasas y azúcares, o sea calorías.

No hay justificación alguna para eliminar el gluten si no se es celíaco, una práctica que, además, en muchas ocasiones se limita únicamente a quitar el trigo de la dieta para perder peso.

En el caso de tener sobrepeso u obesidad, lo ideal es corregir los hábitos dietéticos y aumentar la actividad física. Y si se sufren molestias digestivas, lo que se debe hacer es acudir al médico para poder identificar las causas y pautar el tratamiento necesario.

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