El número de muertos ha descendido un 9% en los tramos donde se bajó la velocidad de 100 a 90 km/h

En lo que va de año han fallecido 889 personas en vías interurbanas (autovías, autopistas y convencionales), 88 menos que en 2018

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La bajada del límite de velocidad que se aplicó en enero en carreteras convencionales ha tenido un impacto positivo en la siniestralidad vial, pues el número de víctimas ha descendido un 9% en ese tipo de vías.

En concreto, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) a los que ha tenido acceso Europa Press, ha bajado un 9% el número de fallecidos y un 9% el de heridos hospitalizados en los tramos de carretera convencional en los que se redujo la velocidad máxima permitida de 100 a 90 km/h.

Estos datos (provisionales y contabilizados a 24 horas hasta el 15 de octubre) también revelan que han descendido tanto los muertos como los heridos graves, en ambos casos un 2%, en los tramos de carretera en los que la velocidad límite para circular era ya, antes de la medida, de 90 km/h.

La rebaja de velocidad en carreteras convencionales, que entró en vigor el 29 de enero de este año, ha sido la única medida aprobada por el Gobierno socialista en materia de Seguridad Vial. Este cambio afectó a un total de 11.856 kilómetros de la Red de Carreteras del Estado.

La reforma, que se aprobó por Real Decreto para modificar el Reglamento General de Conducción, estableció una velocidad máxima en vías convencionales de 90 km/h para turismos, motocicletas, autocaravanas de masa máxima autorizada igual o inferior a 3.500 kg, 'pick-up', autobuses, vehículos derivados de turismo y vehículos mixtos adaptables; y de 80 km/h para camiones, tractocamiones, furgonetas, autocaravanas de masa máxima autorizada superior a 3.500 kg, vehículos articulados, automóviles con remolque y resto de vehículos.

Según el Real Decreto, "esta modificación reglamentaria es la única que permite cumplir los objetivos de reducción de siniestralidad en vías convencionales, establecer un sistema seguro vial en estas carreteras y homogeneizar los límites de velocidad siguiendo las pautas que se van marcando dentro de la Unión Europea".

De hecho, es en las carreteras convencionales (también denominadas secundarias) donde tienen lugar la mayoría de accidentes y donde mueren más personas por accidente de tráfico. Según datos definitivos de la DGT, en 2018 fallecieron 994 personas en vías convencionales, el 75% del total de fallecidos en carreteras interurbanas. Y hubo 3.439 personas que resultaron heridas y requirieron hospitalización, el 77% del total. Además, la velocidad excesiva e inadecuada es un factor concurrente en un 22% de los accidentes mortales.

El director general de Tráfico, Pere Navarro, ha defendido en numerosas ocasiones los beneficios para la seguridad vial de bajar la velocidad poniendo de ejemplo a Francia, que también bajó recientemente la velocidad máxima para circular en sus carreteras secundarias, aunque en su caso de 90 a 80 km/h.

Así, según un informe del Observatorio de Seguridad Vial galo, que realizó una evaluación de impacto tras aprobar esta reforma, se salvaron 206 vidas en los primeros 12 meses de aplicación de la medida, que entró en vigor el 1 de julio de 2018.

Los datos adelantados por la DGT sobre el impacto de la reforma en la siniestralidad vial en el tipo de vías donde se aplicó, coincide con las cifras de siniestralidad vial en todo tipo de carreteras de lo que va de 2019.

Precisamente, del 1 de enero al 25 de octubre de este año, el número de víctimas mortales en vías interurbanas (que incluye tanto autovías, autopistas como carreteras convencionales) es menor que en el mismo periodo del año pasado, en concreto de un 9%.

Esto se traduce en 88 muertos menos, pues a falta de poco más de dos meses, se contabilizan 889 fallecidos, frente a los 977 que hubo en el mismo periodo de hace un año.

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