Los trabajadores de la residencia Tres Árboles explotan y denuncian graves irregularidades en el centro

Aseguran que se les obligó a trabajar sin mascarillas durante las primeras semanas para no alarmar a los residentes ni a las familias.

 Residencia tres arboles
Residencia tres arboles

n grupo de trabajadores de la residencia de los Tres Árboles de Zamora, gestionada por la Junta de Castilla y León, remitía en las últimas horas una carta a zamora24horas en la que aseguraban haber “explotado tras el trato recibido por nuestra dirección durante los últimos dos meses”.

Explican estos trabajadores que advirtieron con antelación a la dirección que el virus estaba brotando en el centro. “Cuando vimos que la residencia era un foco importante para posibles contagios, se aconsejó que se cerraran las puertas y no se permitiera salir a los residentes válidos ni mucho menos entrar a familias y evitar una posible propagación del virus por las instalaciones. Esto tardó en hacerse efectivo más de una semana, poniéndonos en riesgo a todos, desde los mismos residentes hasta trabajadores que a día de hoy, y por una nefasta gestión, continuamos aislados de nuestras familias”, denuncian.

Ante esta situación, los trabajadores explican que la carga de trabajo comenzó a aumentar a niveles altísimos en todos los campos de trabajo dentro del centro, y todos pidieron más personal ya que era imposible abarcarlo todo, “tardando esto en hacerse efectivo una vez más, bastante tiempo; desconocemos si por falta de interés en la contratación o por falta de personal disponible para trabajar”.

Ante esta situación, los trabajadores aseguran que empezaron a tener miedo: “Empezamos a utilizar mascarillas quirúrgicas que íbamos encontrando por el centro los primeros días, pero se nos obligó a quitárnoslas ya que según la dirección, estábamos dando una imagen alarmista”. Al parecer, según la versión de estos trabajadores, “desde el centro se aseguró que no había ningún caso dentro de nuestra residencia, ya que los trabajadores estábamos siendo cautos y los residentes no habían salido desde hacía una semana”.

“Literalmente a los dos días de esto, una de las trabajadoras del centro da positivo en COVID-19, y tras conocer este dato la dirección, y a pesar de habernos asegurado que no corríamos ningún tipo de peligro, se nos obliga (ahora sí) a utilizar EPIS en ciertas zonas del centro, a pesar de ya existir otras zonas con residentes que iban presentando síntomas tan claros como fiebres. En muchas de las zonas de la residencia, se continuaba después de esto entrando sin utilizar más que mascarillas quirúrgicas, puesto que no había suficientes EPIS, y los que teníamos eran de risa comparado con todos los que veíamos en otros centros”, siguen contando estos trabajadores.

El relato de estos trabajadores continúa de forma cronológica: “A primeros de abril, el personal recibe un correo por parte de la dirección, informándonos de un uso excesivo e inadecuado de guantes, haciéndonos saber que o los usamos mejor o se verá obligada a racionalizárnoslos, y nos preguntamos... ¿qué es un uso adecuado de guantes? ¿no cambiarse los guantes tras cambiar un pañal? ¿utilizar los mismos guantes para un residente infectado y otro sano? Desconocemos su respuesta a estas preguntas, ya que nadie nos informó a esa fecha sobre un protocolo adecuado para el correcto uso del material”.

Los trabajadores aseguran que durante varios días se pidió a dirección que se realizasen test a los residentes, ya que el número de casos compatibles aumentaba, el número de aislados también, llegando a tener más de 50, pero ninguno confirmado. “Se logra hacer test a varios residentes aislados, gracias, según tenemos entendido, al equipo médico del centro, que peleó día tras día con la gerencia del hospital de Zamora para que esto fuese efectivo. Como ya sospechábamos, los positivos son el 99% de los realizados”.

Los hechos continúan con el avance de los días, según expresan estos trabajadores: “Nos remontamos a hace una semana, habiendo pasado el pico más fuerte y estando todo mucho más estable, cuando Médicos sin Fronteras acude al centro para reorganizar circuitos de limpio y sucio, y desde entonces, la dirección comienza con sus amenazas y amendrentaciones, hasta tal punto, como se ha comunicado a través de los sindicatos a este periódico, que recibimos correos con amenazas del tipo "o esto se cumple, o se tomarán medidas". Cabe destacar que en esta última semana hemos recibido un "curso" sobre el coronavirus y colocación de EPIS, por parte de la mutua que corresponde a nuestro centro, siendo obligados todos los trabajadores a resolver en un plazo de una semana un test - examen con preguntas como "qué son los coronavirus", "cuál es la distancia de seguridad para mantener entre personas", "cuánto tiempo es el mínimo para una correcta desinfección de manos"… Todo esto, dos meses después de tratar con más de 50 infectados y aislados. Y nos preguntamos , ¿ahora de qué nos sirve? A los únicos que les sirve es a ellos, para el día de mañana poder justificar que fuimos informados sobre las medidas de actuación. Tarde, mal y nunca. Cuando ya hemos sido expuestos, y muchos, contagiados”.

En esta carta, los trabajadores también desvelan que en los despachos de dirección se han estado utilizando batas desechables, mascarillas FFP2 y quirúrgicas, “a pesar de que teníamos poco material, y a pesar de que, por si alguien lo dudaba, la dirección no tiene ningún trato directo con ningún residente”.

Esta semana se instalaban cámaras en el centro, en zonas estratégicas para vigilar la correcta utilización de los EPIS. Advierten que ningún trabajador ha dado su consentimiento para tal grabación. “Se dan de repente mucha prisa para que todos los EPIS y medidas de seguridad tomadas desde hace apenas 10 días sean adecuados, habiéndonos dejado, y con perdón por la expresión, con el culo al aire el resto de los dos meses que llevamos a pie de cañón. Desconocemos si la colocación de dichas cámaras de video-vigilancia es una orden directa de nuestra dirección del centro o si viene de más arriba, de la Gerencia de Servicios Sociales... En cualquier caso, la indignación es máxima en todos los colectivos, ya que no solo se pone en duda que hagamos bien nuestro trabajo, sino que se nos amenaza con tomar medidas como no lo hagamos bien. Pensad lo que eso supone en trabajadores como nosotros, que llevamos cargando con ansiedad y miedo casi 60 días a nuestras espaldas. Esto solo ha generado más descontento y un ambiente malo en el trabajo entre los propios compañeros, que parece que tenemos que trabajar sometidos, y lejos de estar protegidos por quienes deberían protegernos (dirección), nos apuntan con el dedo y están a la espera de que cometamos un error para tacharnos de culpables”.

Ante esto, los trabajadores se preguntan “¿A quién debemos culpar entonces de todos los contagiados, residentes y trabajadores, y de los 27 muertos que llevamos a nuestras espaldas?”

En la fase final de la carta, estos trabajadores agregan: “El 8 de mayo recibimos un correo en el que se nos informa sobre 16 nuevos residentes que han dado positivo en el test de inmunidad, 16 nuevos residentes con la enfermedad en activo, aunque la dirección asegura que tienen un bajo índice de contagio... Se procede a su aislamiento (aunque la dirección conocía este dato 48 horas atrás y no había informado a ningún trabajador sobre estos positivos, habiendo dejado que entrasen, por ejemplo, auxiliares de enfermería a realizar aseos solamente con guantes y mascarillas, sin batas, ya que en las plantas donde se encontraban dichos residentes eran zonas "limpias" y no podían usar batas...). Cada día una cosa nueva”.

Los trabajadores lamentan también que ninguno de los trabajadores que ha estado de baja ha recibido en el más del mes que han estado aislados en sus casas ni una llamada por parte de la dirección para preguntarles cómo se encontraban, a pesar de que se entiende que se contagiaron en el centro.

“Hemos echado en falta en el día a día palabras de ánimo, de apoyo, un "seguid así" , un "lo estáis haciendo genial", a todos nosotros que hemos estado a pie del cañón, a pie de cama, curando, cuidando, luchando, alimentando, limpiando, cocinando y alegrando el día a todos nuestros residentes. Pero a pesar de eso, solo hemos recibido a una dirección fría, distante hacia todos los colectivos y muy poco empática”, comentan.

Por último, finalizan: “A pesar de los dos duros meses que llevamos, nosotros sí queremos agradecer todo el esfuerzo, vocación, dedicación y entrega a todo el personal sanitario y no sanitario de nuestro centro: médicos, coordinadores, enfermeros, auxiliares, personal de servicios, recepción... por hacer un poco más ameno el día a día, porque sin vosotros, ir saliendo poco a poco de esto, no hubiera sido posible. Y en especial, recordar a los residentes que ya nos han dejado, como hemos dicho antes, 27... No sois solo un número para nosotros, aunque por protección de datos no podemos mencionaros con nombres y apellidos... os llevamos en nuestros corazones y no os olvidaremos”, zanjan.


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