Las lluvias de meteoros, constelaciones, eclipses y fenómenos relacionados durante el verano

El verano de 2020 comenzará este sábado 20 de junio a las 23.44 horas y tendrá una duración de 93 días y 15 horas, finalizando el 22 de septiembre con el comienzo del otoño, según cálculos del Observatorio Astronómico Nacional (OAN) del Instituto Geográfico Nacional (IGN).

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ECLIPSES Y FENÓMENOS RELACIONADOS

El día 21 de junio habrá un eclipse anular de Sol que será visible como parcial en África, el sudeste de Europa y Asia. La franja de anularidad será visible en algunas zonas de África como República del Congo, República Democrática del Congo, República Centroafricana, Sudán del Sur, Etiopía y Eritrea; y de Asia como la península arábiga, Pakistán, India y China.

Además, el 5 de julio tendrá lugar un eclipse penumbral de Luna que será visible en el sur y este de Europa, África y América. Este eclipse será visible en España.

Y el 6 de septiembre se producirá una ocultación de Marte por la Luna que será visible en el sur de España. La ocultación se producirá al amanecer.

Igualmente, la primera luna llena del verano se dará el 5 de julio, dándose las siguientes 29 ó 30 días después. En este verano se darán otras dos lunas llenas: el 3 de agosto y el 2 de septiembre.

Al comienzo del verano, Júpiter y Saturno serán visibles durante casi toda la noche, pasando a ser visibles únicamente al anochecer a mediados de julio. Al amanecer serán visibles Venus y Marte.

LLUVIAS DE METEOROS Y CONSTELACIONES

Las dos lluvias de meteoros más importantes del verano serán las Delta Acuáridas, con un máximo hacia el 30 de julio, y las populares Perseidas, cuyo máximo sucederá hacia el 12 de agosto.

El 2020 será un mal año para la observación de las Delta Acuáridas, puesto que su momento de máxima actividad será dos días después de la luna llena (el plenilunio tendrá lugar el día 27 de julio), aunque será un buen año para observar las Perseidas, pues sucederán cuando la Luna esté en fase menguante.

En cuanto a las agrupaciones ficticias de estrellas conocidas como constelaciones, posiblemente el verano sea la época del año en la que más miradas se dirigen hacia el cielo, destacando la espectacular franja blanquecina que forma la Vía Láctea.

Nada más caer la noche, comienzan a aparecer las estrellas más brillantes y es fácilmente identificable el triángulo formado por Altair de la constelación del Águila, Deneb de la constelación del Cisne y Vega de la constelación de la Lira. Es el denominado triángulo de verano.

Alrededor de la estrella Polar, se verán a lo largo de la noche las constelaciones de Casiopea, Cefeo, el Cisne, el Dragón y las dos Osas.

También serán visibles de este a oeste, Pegaso, el Águila, la Coronal Boreal y la Cabellera de Berenice. Cerca del horizonte se podrán observar a lo largo de la noche algunas de las constelaciones zodiacales, de la Virgen a Acuario, esta última ya casi al amanecer.

OBSERVACIONES CON PRISMÁTICOS O PEQUEÑOS TELESCOPIOS

Por otro lado, durante el verano se puede observar el relieve de la Luna, pero con grandes prismáticos o un pequeño telescopio, dotados de un filtro lunar adecuado. Para tener una buena visión, conviene ir observando este relieve noche tras noche mientras va creciendo la iluminación de la Luna, pues así se ven aparecer nuevos accidentes orográficos.

Cuando la noche es más oscura por haber luna nueva, se puede intentar ver nebulosas de emisión como el complejo de nebulosas de Orión (Messier 42 y 43), el grupo de las estrellas Pléyades y el resto de supernova conocido como la nebulosa del Cangrejo (Messier 1).

Con prismáticos también se pueden ver las lunas más brillantes de Júpiter y se puede hacer un recorrido por la franja estrellada que constituye la Vía Láctea.

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