Sorprendía de inicio David Movilla sacando prácticamente todo su arsenal de inicio, con una ofensiva formada por Perero, Dani Hernández, Sergio García y Coscia en una clara apuesta de ir a por el encuentro de inicio. Y no fue una apuesta solo de cara a la galería sino que realmente el Zamora saltó al césped a por el rival, un líder como el Burgos CF que se refugió en su campo, tratando de capear el temporal y encontrar alguna acción a la contra.
Los primeros quince minutos fueron de claro color local. El Zamora estaba cómodo, gobernaba el centro del campo, estaba muy seguro en defensa y arriba aprovechaba recuperaciones en la presión para generar ocasiones de peligro. Guille Perero y Sergio García dispusieron de las primeras ocasiones en dos tiros desde la frontal del área.
Tardó veinte minutos el Burgos en tener más presencia sobre el campo. La escuadra de Calero empezó a estirarse jugando con verticalidad sobre todo por la banda de Berjón y por el carril central, jugando siempre al límite del fuera de juego para intentar cazar alguna a la espalda de la defensa del Zamora. Los pupilos de Movilla aguantaron bien ese arreón visitante y tras diez minutos de posesión compartida, de nuevo apareció en la medular Carlos Ramos para hacer jugar a su equipo al ritmo que interesaba.
Sergio García con un tiro demasiado cruzado, Dani Hernández en un disparo mordido desde el corazón del área en una jugada ensayada de córner y Vallejo en sendos disparos desde la frontal ponían cerco a la portería de Barovero. Pasaban los minutos y aunque a los puntos ganaba el Zamora, el marcador no se movía.
Se llegaba al descanso con empate a cero en el marcador y con la sensación de que el equipo de Movilla estaba ofreciendo la mejor versión de los últimos cinco duelos. Así también lo veía la afición, que ovacionó a los suyos en la retirada al túnel de vestuarios. El descanso no hizo variar los planes del Zamora, al menos de inicio, ya que mantuvo el mismo once que empezó el duelo.
La segunda mitad fue más igualada en cuanto a posesión y en cuanto a intención de juego. Salió mejor el Burgos, que cambió su dibujo y al Zamora le costó interpretarlo. La escuadra castellana se adueñó del cuero y a los rojiblancos les costaba tener la posesión y llegar arriba. No obstante, no se vislumbraban ocasiones de gol para los pupilos de Calero.
Tras esos diez minutos, el duelo volvió a equilibrarse, con el Zamora llegando más al campo rival aunque sin la profundidad necesario para transformar eso en ocasiones claras. Por su parte, el Burgos tampoco estaba cómodo en la ofensiva, pero mostraba una enorme solidez defensiva. Era un choque típico de play off, con las defensas imponiéndose a los ataques.
La única clara del Burgos la tuvo pasada la hora de encuentro, en un mano a mano de Rober algo escorado que tapó bien Jon Villanueva. Movilla movía el banquillo, al igual que Calero, pero el choque no se rompía. A falta de ocho minutos para el final, el Burgos se quedaba con un hombre menos, replegaba filas y se hacía todavía más rocoso.
Era casi imposible romper ese muro defensivo, pero los rojiblancos encontraron un hueco en el 93 para sacar un pase a Carlos Ramos y que el mediocentro rematase solo, con la zurda, en el corazón del área. Su remate se fue a las manos del portero, en la más clara para el Zamora, y ahí moría el duelo.
Un reparto de puntos que deja a las claras que la mejor versión del Zamora ha vuelto y aunque no se lograron los tres puntos, las sensaciones son las de un equipo rojiblanco que, mermado de efectivos, sigue siendo capaz de competir ante cualquiera.
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