¿Cómo definiría el espectáculo de ‘Comedia en negro’?
Es una obra maestra de la comedia. Es una de las grandes muestras de ese género que se cultivó en los años 50 y 60 en Inglaterra, es el máximo exponente del mismo. Es un divertidísimo juguete escénico, que debe estar muy bien armado tanto por la parte interpretativa como de dirección, ya que al nivel de escritura ya lo está por el propio autor. Es un espectáculo que exige mucha concentración, virtuosismo y verdad, pues el balance entre la risa y la comicidad con la verdad debe estar muy equilibrado.
¿Qué se va a encontrar el público de Zamora?
El espectador se va a encontrar con un juego teatral. Un juego que les hará jugar desde el patio de butacas, que ya pasa siempre que se va a ver una obra, pero en esta ocasión no lo hará solo con los actores sino también con los espectadores. Se le va a exigir jugar más porque hay cambio de roles, cuando el espectador ve luz es cuando los personajes están a oscuras y viceversa. Ese cambio en la radicalidad y percepción es un juego más implícito.
¿Ese juego de luces es lo que suele llamar más la atención?
Sí, porque te da la razón de esa casualidad. A partir de un momento en el que entras a jugar a esa convención, lo que florece y emerge es lo divertido de la situación, del conflicto que se está planteando y de los personajes. Siempre hay una crítica social y reflexión sobre la sociedad que le está describiendo, la inglesa de los 60, esa guerra de clases sociales que sigue muy en vigor ahora. Es un fiel reflejo, pasan las décadas pero sigue ahí.
El espectáculo no se queda únicamente en el humor, busca mostrar la hipocresía cotidiana a través del juego de luces
Muestra la lucha de querer aparentar lo que no se es, de querer crecer siempre un poquito más, de pisar y ser más, ser más sin tener en cuenta a quién pisas. En la alta comedia se diferencia porque va un pasito más allá, tiene ese humor de herramienta de la risa, pero cuando acaba la función sales con un poso de la sala. Te hace un poquito mejor porque te permite reflexionar.
¿Cómo están afrontando esta época del coronavirus?
Para el público es muy seguro porque va a tener la separación entre butacas, el protocolo de entrada y salida y todo lo necesario. A nivel interpretativo hemos tenido que habituar los ensayos para mantener los protocolos, siendo un proceso más largo del habitual. Pero el resultado al final va a ser ver lo que se veía el año pasado y lo que se verá el que viene. Solo una compañía como esta puede afrontar un reto así. Esta obra es muy, muy famosa, uno de los grandes estandartes del género, pero se hace muy poco porque lleva a una dificultad extrema. Es necesario mucho talento y virtuosismo para que no caiga en lo burdo. He tardado muchos años en decidirme hasta encontrar al equipo adecuado. En el Ramos Carrión van a disfrutar mucho este domingo.
¿Cuál es su relación con Zamora?
Estoy enamorado de Zamora. Viajaré a Zamora este domingo, con cada obra siempre voy a algún pase y al ver el calendario donde me apetecía más ir era a Zamora. Fue una de las últimas plazas que hice antes de la pandemia con la gira de ‘Toc, Toc’, poquitos meses antes de que estallara esta pandemia que estamos viviendo. He estado muchas veces y adoro Zamora. Me parece una ciudad esplendida y este domingo pasearé por sus calles.
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