Bolsas, cartones y botellas aún con líquido en su interior. Estos eran los elementos principales que decoraban el Parque de San Martín a eso de las 6.30 de la mañana, cuando el botellón ya era historia y los últimos jóvenes comenzaban a marcharse a sus casas.

Un año más, la fiesta congregó a miles de jóvenes en la zona y obligó a los servicios de limpieza a realizar un importante trabajo extra para eliminar los desperfectos del jardin y devolver al parque a la normalidad.

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