El obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, ha presidido esta miércoles en la Catedral la Misa Crismal, la celebración que al inicio de las jornadas del Triduo Pascual reúne a todos los integrantes del presbiterio diocesano y en la que se realiza el rito de bendición de los óleos y de consagración del crisma.

En su homilía, el obispo Martínez quiso remarcar el “significado fraterno y gozoso del encuentro de todos los integrantes del presbiterio diocesano de Zamora, la alegría de estar juntos” y tuvo un “recuerdo especial para los sacerdotes enfermos, ancianos y que no pueden estar presentes”.

Justo antes de que todos los sacerdotes de la diócesis renovaran las promesas que realizaron el día que recibían el sacramento del orden, el obispo quiso invitar a los feligreses a "mantener siempre vivo el amor a Jesucristo y la gratitud por el don en la participación de su sacerdocio”.

También ha remarcado "esta imagen ideal de nuestra Iglesia: el pueblo congregado y el presbiterio reunido junto a su obispo celebrando la eucaristía". En su homilía el obispo también hizo un llamamiento a los jóvenes que "están cada vez más desvinculados de la iglesia". 

 

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