La falta de una historia común y dialecto propio, principales causas para la falta de identidad

Estos hechos son nombrados como los más relevantes en la falta de sentimiento regional de la sociedad castellana y leonesa, que tiene otros problemas como su arraigo, heterogeneidad y dispersión, según catedráticos de la Universidad de Salamanca. “La opinión pública no se puede construir a base de actividades. Hay cosas más profundas e históricas que sobrepasan la parte del presupuesto destinada a crear identidad. Hay que articular un discurso y prácticas más complejas”.

 La falta de una historia común y dialecto propio, principales causas para la falta de identidad
La falta de una historia común y dialecto propio, principales causas para la falta de identidad

Las condiciones históricas y geográficas han influido muy severamente en que en Castilla y León no se haya construido un sentimiento tan regionalista como sí lo ha hecho en otras zonas de España. En ello están de acuerdo los catedráticos de Historia Contemporánea y de Sociología de la Universidad de Salamanca, Manuel Redero y Modesto Escobar.

Precisamente, ambos se refirieron a un ámbito principal para que así no ocurra como es el hecho de no tener una lengua propia y que, de hecho, la nacional provenga propiamente dicha de Castilla, una de las dos zonas diferenciadas que se encuentran en la comunidad. Tanto es así que las regiones que tienen un mayor sentimiento de pertenencia a ella cuentan con una lengua propia o dialecto, como Cataluña, País Vasco, Galicia o, incluso, Andalucía, como recuerda Modesto Escobar.

Además, también desde un punto de vista histórico, es desde Castilla donde se construye España “y es muy difícil que desde ahí se pueda diferenciar una región con una personalidad más propia”, afirma Manuel Redero, quien también recuerda que, ya en el actual momento democrático, Castilla y León es la última en constituirse y en tener su propio Estatuto de Autonomía, lo que demuestra la diferencia con las otras regiones españolas.

El catedrático de Sociología, además, da un paso más y comenta que aquellas regiones que se constituyeron por el artículo 143 de la Constitución Española, que reconoce las “características históricas, culturales y económicas comunes” o “provincias con entidad regional histórica” ya venían con una identidad propia. Castilla y León, en cambio, se formó por el artículo 144, que no reconoce ningún tipo de identidad.

De hecho, atendiendo a la historia, Castilla y León es el conjunto de dos regiones que, además, perdió piezas. Cantabria y La Rioja dejaron de ser Castilla para constituirse como comunidades propias y ganar una identidad que, por otro lado, es superior al de la comunidad con más provincias de toda España. Esto, según Modesto Escobar es fácil de entender ya que el tamaño y la dispersión también influyen para poder construir algo en común ya que “las identidades se construyen a través de la identidad social”.

Heterogeneidad y el problema de dos regiones

Las nueve provincias que componen Castilla y León y lo poco que tienen que ver en muchos casos las unas de las otras son una losa importante si se quiere construir identidad como se lleva intentando años, y poco a poco consiguiendo algo, el Gobierno regional. “No es igual montar una identidad en torno a una tierra homogénea y poca gente que en una mucho más amplia”, recuerda Modesto Escobar.

De hecho, es tan heterogénea que hay también diversas formas de pensar. La más sonada es la de un sentimiento leonés, que sí tiene ciertos adeptos, y por otro lugar se encuentran otros como los propios localistas o el castellano, también difuminado. Es tal la heterogeneidad y diferencia que ni siquiera existe una capital remarcada como tal en el Estatuto de Autonomía.

La emigración y el envejecimiento de la población, así como el ser la región más dispersa de España es algo que influye sobremanera en la opción de crear una identidad en la que difieren ambos catedráticos. El de Historia Contemporánea cree que, aunque más difícil que en otras partes, es algo que con esfuerzo se puede conseguir. El de Sociología se considera un escéptico de ello y, además, lo considera como poco necesario en un mundo que se dirige hacia lo local y lo global, pero no hacia lo regional.

“Se puede construir conciencia regional a través de mil formas: de la política, de las publicaciones, del deporte… Aunque es difícil construirla porque es una sociedad envejecida y con mentalidad arraigada. Pero esto no significa que no pueda construirse. La identidad regional se construye, no existe dada”, opina Manuel Redero, que destaca los símbolos y las autoridades comunes como clave para interiorizar y construir la región.

Para Modesto Escobar, sin embargo, “la opinión pública no se puede construir a base de actividades. Hay cosas más profundas e históricas que sobrepasan la parte del presupuesto destinada a crear identidad. Hay que articular un discurso y prácticas más complejas”, comenta.

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