Once días para recobrar la vida

Zamora inicia este Jueves de Dolores la celebración de la Semana Santa, un periodo en el que de forma análoga a la vida de Cristo, la provincia de Zamora trata de recobrar la vida. Las calles repletas de silencio, respeto, recogimiento y pasión ante la trascendental vertiente religiosa de los actos, se fusionan con las vías llenas de bullicio, tumulto y agitación por la presencia masiva de personas en una ciudad que atraviesa la época del año en la que parece latir su corazón, largamente apagado durante el resto del ciclo anual.

 Once días para recobrar la vida
Once días para recobrar la vida

Con las primeras luces del atardecer de este Jueves de Dolores, Zamora espera con el corazón anhelante la presencia del ‘Mozo’ de San Frontis surgir del templo en la margen izquierda del Duero. Cuando el nazareno atraviese el portalón de la iglesia para salir a la calle habrá comenzado oficialmente la Semana Santa de Zamora. Once días en los que el pulso de una ciudad, y por ende una provincia, empieza a dejarse notar. 

Porque con la Semana Santa no llega solo la quietud, el silencio, la paz y la serenidad que recorren las calles de Zamora cual escalofrío momentáneo. Con la Semana Santa la ciudad vuelve a examinarse de nuevo. Es el momento de ofrecer su mejor cara, derrochar amabilidad, hospitalidad y honestidad. También de mostrar las virtudes de una urbe que durante el año se encuentra marginada, casi imperceptible para los ojos resto del mundo, y que en once días afronta su test más serio. 

Los turistas de varios puntos del país y del mundo llegarán en tropel a Zamora para disfrutar de una Semana Santa universal. No buscan folclore, ni festejo en la calle. Ansían palpar la tradición, el silencio y el recogimiento en una ciudad trasladada de la Edad Media y que tanto llama la atención de los foráneos. 

Pero no solo ha de tenerse en cuenta eso, también cuidar cada detalle, por mínimo que sea, en cada acción, en cada desfile, en cada quehacer. Las cámaras, ávidas por tomar las mejores imágenes, también serán responsables de la imagen que se proyecte a casi todos los rincones del mundo de una ciudad olvidada. Cada año, medios de comunicación de todos los continentes hacen referencia a una Semana Santa difícilmente comparable con cualquier otra. 

En once días, desde la salida del ‘Mozo’ de San Frontis, hasta la Resurrección del Señor, Zamora cobra vida de nuevo. La ciudad y la provincia tienen la oportunidad de recobrar el pulso, demostrar que el corazón sigue latiendo. Llega el momento de las túnicas, los hábitos, los cíngulos y decenarios, los hachones, las cruces, las velas, la imaginería, las marchas procesionales, las almendras garrapiñadas, las aceitadas, las ‘carracas’, los faroles y sobre todo las tradiciones, principalmente de carácter familiar. La Semana Santa se asoma en Zamora. Zamora, se asoma al mundo.

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