El fenómeno astronómico más popular del verano, la lluvia de estrellas denominada como Lágrimas de San Lorenzo o Perseidas, alcanzará el máximo de visibilidad esta noche del 11 al 12 de agosto, siendo las dos de la madrugada la mejor hora para disfrutar el efecto del choque de pequeñas partículas contra la atmósfera.

Este año tendrá una intensidad cinco veces superior, con una media estimada de 500 meteoros cada hora. El origen de este fenómeno está en el cometa Swift-Tuttle, que orbita al Sol cada 133 años. Al acercarse al astro, el núcleo de hielo y roca libera gases y partículas sólidas, formando la cola del cometa. La Tierra, al encontrarse con esa estela durante el tránsito espacial, recibe el impacto de todo ese material.

Las partículas, del tamaño de un gramo de arena, impactarán contra las capas superiores de la atmósfera (180 kilómetros de altura) a unos 210.000 kilómetros por hora, alcanzando una temperatura de 5.000 grados centígrados. La desintegración se produce en una fracción de segundo, emitiendo un fuerte destello de luz. Los objetos más grandes, denominados bólidos, son los que perduran más tiempo y con mayor intensidad.

Es precisamente desde el hemisferio norte desde donde esta lluvia de estrellas se ve mejor, ya que la constelación de Perseo, su radiante, aparecerá por el noreste a partir de las diez de la noche y permanecerá visible durante toda la noche a la vez que va ganando altitud.

No hay que olvidar uno de los factores más importantes a la hora de salir a ver una lluvia de estrellas: la Luna. Este año alcanza su primer cuarto pero se ocultará a partir de las dos de la madrugada. Además, las temperaturas durante la noche variarán entre los 10 y 14 grados.

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