Zamora, una provincia afín a la rebelión, pero con focos de resistencia

 Zamora, una provincia afín a la rebelión, pero con focos de resistencia
Zamora, una provincia afín a la rebelión, pero con focos de resistencia

La Guerra Civil en Zamora se inició realmente un día más tarde del alzamiento, el 19 de julio de 1936, cuando una compañía del regimiento de Toledo, comandada por el capitán Cirac, se hizo con el control del Ayuntamiento, del Gobierno Civil y de la Casa del Pueblo sin oposicón. El responsable de la tropa leyó el bando que daba por iniciada la contienda y, aunque desde ese momento la provincia entera cayó en manos de los sublevados, en numerosas localidades hubo diversas acciones de resistencia, más allá de la conocida de los obreros de Nueva Puebla.

Por ejemplo, según narra Miguel Ángel Mateos en un libro sobre la historia de la provincia, en varios pueblos con alcaldes del Frente Popular se produjeron reacciones contra el Movimiento Nacional. En Fuentes del Ropel, durante la noche del 19 de julio, patrullaron las calles con armas y trataron de asaltar el cuartel de la Guardia Civil; en Villalpando más de 300 hombres y mujeres se echaron a la calle, "en actitud hostil" y pertrechados con escopetas, hoces y cachas, para tratar de defender la legalidad vigente. Su resistencia terminó con un tiroteo, algunos muertos y numerosos detenidos.

También en Gallegos del Pan, unos veinte hombres fueron detenidos tras proponer que, "cuando llegara la revolución roja", fueran a Coreses a matar a los mayores contribuyentes y a encarcelar a sus hijos y familiares; en Manganeses de la Polvorosa y otros pueblos de la zona, un buen número de jóvenes se unió a los mineros asturianos que se dirigieron a Benavente a tratar de hacer frente a la rebelión.

Especialmente curioso fue el "¡Viva Rusia!" que se pudo escuchar en El Perdigón de boca de varios vecinos, que respondieron así al "¡Viva España!" con el que les había saludado el grupo de vigilancia afecto al alzamiento. El falangista Ángel Martín lanzó varias ráfagas de disparos al aire para contestar a la ofensa y los vecinos le quitaron el fusil, cansados de sus amenazas, y le agredieron, algo que terminaría saliéndoles caro.

También en Zamora capital, en los Saltos del Duero o en otras zonas como Villarrín o Corrales se registraron acciones encaminadas a apoyar al Gobierno aún legítimo de la II República, una actitud que muchos terminarían pagando con la vida.

 

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