El estudio del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud que analiza la marcha nocturna también se centra en el gasto que los jóvenes realizan cuando salen de fiesta. “La relación entre dinero y ocio nocturno incluye fenómenos de exclusión, pues hace falta dinero para entrar en algunos sitios y para acceder a los consumos”, explica el estudio. Y es que “la crisis económica, los efectos del desempleo y la creciente precariedad de los jóvenes han tenido una incidencia clara en las pautas de gasto de este colectivo en mayor medida que en otros grupos de edad”.
El poder adquisitivo condiciona en gran medida, y cada vez más, el acceso al ocio, así como la elección del tipo de actividades a realizar. Así, tan importante como el tiempo libre es hoy el dinero disponible para el ejercicio del ocio.
Respecto a la evolución del gasto según concepto, los jóvenes lo han reducido prácticamente en todos los artículos excepto en alimentación y bebidas alcohólicas, que se ha mantenido estable y que incluso se ha incrementado ligeramente desde el año 2006.
En 2007 se estimaba una disponibilidad de 55 euros para gastar en las actividades derivadas del ocio nocturno, cantidad que ya se había incrementado en algo más de quince euros desde 2003. Desde entonces, la media de euros disponibles ha aumentado en casi treinta, situándose el año pasado en más de 80 euros.
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