Dicen que la experiencia es un grado y un año más, vuelve a serlo de forma literal. Más de una veintena de mayores de 55 años se graduaban en las últimas horas en la Universidad de la Experiencia del Campus Viriato. En un salón de actos abarrotado, los veteranos alumnos recibían el diploma acreditativo de su formación en recompensa de su tesón y avidez por el conocimiento. 

“El aprendizaje es un disfrute en sí mismo”, afirmaba María Eugenia Cabezas. La concejala de Cultura del Ayuntamiento de Zamora recordaba su niñez cuando estaba en el colegio y tenía mucha prisa por empezar el instituto, luego por ser admitida en la Universidad y más tarde por entrar en el mercado laboral y olvidar los libros. Sin embargo, la edil sostenía que “lo de aprender y formarse no debería terminar nunca” argumentando que “cuanto más sabe uno, más disfruta de lo que nos ofrece la vida y la cultura en general”. 

Cabezas se dirigía a los egresados como “almas jóvenes” y elogiaba su ansia por saber. Unas palabras a las que también se sumaba Eutimio Contra, gerente de Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León, entidad promotora de la Universidad de la Experiencia. Contra asociaba el programa interuniversitario al envejecimiento activo y ensalzaba el valor de los mayores por seguir aprendiendo y manteniendo la mente activa, “vacuna para la dependencia”. 

En la misma línea, José Manuel Muñoz, director de la iniciativa, aseguraba que el plan había cumplido con los tres objetivos marcados: acceder al conocimiento, alimentar al “animal social” que todos llevamos dentro y seguir creciendo como persona. Por su parte, la coordinadora del proyecto en Zamora, Ana Belén Navarro, se enorgullecía de la ilusión de todos los participantes, a quienes animaba a seguir aprendiendo siempre. 

Tal y como afirmaba Carmen, una de las alumnas, "la veteranía es un grado" aunque eso no impida que en los primeros días de clase uno intente "caer bien a todos los compañeros” y "adivinar la edad del que se sienta a tu lado para ver si es mayor que tú", comentaba entre risas. Por último, Galo Sánchez tildaba de "orgullo, satisfacción y placer" la acogida de esta "fantástica" iniciativa por la Escuela Universitaria de Magisterio, una factoría de 180 años cuya vida diaria se ve enriquecia por estos alumnos, cum laude en experiencia. 

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