Uno era natural de Tábara. El otro, vecino de Cerecinos. León Felipe ya tenía 26 años cuando nació Baltasar Lobo. Nunca llegaron a conocerse personalmente pero ambos se vieron obligados a emprender el mismo rumbo fuera de las fronteras españolas durante el exilio. Un camino, el “de las estrellas”, guiado por el poder de las palabras en el caso del poeta romero y por el de la escultura en el caso de Lobo.

Ahora, el Ayuntamiento y el Museo de Zamora “hacen un hueco en su montura” para seguir batallando por el legado y el reconocimiento de estos dos intelectuales zamoranos. Una colaboración institucional conjunta y "necesaria" aventada de ideologías políticas. “Estas son las cosas por las que hay que tirar del mismo carro porque los dos artistas se lo merecen”, afirmaba Francisco Guarido. 

En la presentación, el alcalde agradeció el “mimo y la custodia” de ambos legados por parte de la Junta de Castilla y León y reconoció que la ciudad de Zamora y el Ayuntamiento tienen “una deuda” con los artistas. “Después de la adquisición en tiempos del mandato de Pedro Roda, desde el Ayuntamiento tenemos la responsabilidad de difundir todo el legado”, comentaba. 

Respecto al nuevo museo de Baltasar Lobo y con el traspaso de la Policía Municipal en ciernes, Guarido reconoció que quizá “no sea el mejor sitio ni el más grande” pero recordó que la familia Lobo estaba de acuerdo y toda la obra del de Cerecinos podrá ser expuesta al completo rotando de forma “cíclica”.

También en forma de bucle circular se articula el discurso expositivo de la nueva muestra. Según explicó su comisario, José Luis Hernando Garrido, una Danzarina en bronce de 1970 da la bienvenida al peregrinaje por las vidas de estos dos zamoranos, quienes pasaron gran parte de sus vidas en la diáspora. El verso del poeta tabarés sobre las paredes acompaña a las maternales figuras de barro, yeso mármol o metal de Lobo. 

Asimismo, al fondo de la sala, unas vitrinas custodian las cuartillas y holandesas con manuscritos autógrafos de Felipe Camino Galicia de la Rosa, el verdadero nombre del literato tabarés. Y, siguiendo la singladura hacia la bóveda celeste, la muestra peregrina concluye con el homenaje en yeso que el propio Baltasar Lobo realizó a León Felipe en 1983. Una exposición, tal y como reza el folleto informativo, “desde la cuna hasta la sepultura”, que pretende “hollar la senda quijotesca y sideral de sus ejemplares travesías”. 

LEGADOS

El legado de León Felipe, adquirido en el año 2002 por el Ayuntamiento de Zamora, reúne unos 2.500 manuscritos autógrafos y mecanografiados, poemas sueltos y libros manuscritos inéditos, correspondencia, fotografías, grabaciones magnetofónicas y otros enseres personales y se custodia hoy en el Archivo Histórico Provincial.

El Museo de Zamora acoge desde el año 1999 gran parte del legado de Baltasar Lobo, más de 600 piezas depositadas por el Ayuntamiento de Zamora para su custodia y conservación, a la espera de su ubicación definitiva en un museo monográfico dedicado a Baltasar Lobo. 

El depósito de ambas colecciones en centros de la Junta de Castilla y León (Archivo Histórico Provincial y Museo de Zamora) es un ejemplo de colaboración institucional, lo mismo que esta exposición, financiada por el Ayuntamiento de Zamora, que muestra por primera vez de manera conjunta parte del contenido de ambos legados.

A la inauguración de la muestra, patrocinada por el Ayuntamiento de Zamora y realizada en colaboración con el Archivo Histórico Provincial y la Biblioteca Pública de Zamora, acudieron numerosas autoridades de las citadas instituciones. Así, una gran parte de la corporación municipal quiso estar presente como el propio Francisco Guarido, María Eugenia Cabezas, Christoph Strieder o Manuel Alesander Alonso, entre otros.

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