Nacieron en los últimos compases de los años noventa y a la edad de cuatro y ocho años comenzaron sus estudios musicales. Marina ingresó en el Conservatorio a los catorce años en tanto que Rocío comenzó a formarse en la institución cuando apenas tenía ocho. Previamente las dos ya eran integrantes de la Escuela de Música Municipal y ambas se habían decantado por la flauta travesera. 

Tras años de estudio, este miércoles las dos jóvenes flautistas dieron su concierto fin de carrera ante amigos y familiares en la Biblioteca Pública. El salón de actos de la institución se convirtió en el improvisado escenario donde ofrecerieron el conmemorativo recital en el que llevaban meses trabajando, según afirmaron las propias protagonistas. Su profesora, Etxepare García, hizo de maestra de ceremonias y deseó a todos los asistentes que disfrutaran tanto del concierto como ellas lo habían disfrutado preparándolo.

La sonata Undine de Reinecke fue una de las obras incluidas en el repertorio de Rocío mientras que Marina se decidió por la Sonata 1936 de Hindermith para abrir el concierto. Durante sus intervenciones, las dos profesionales estuvieron acompañadas por Natalia Zapatero al piano.

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