Saltan las alarmas en el entorno del Zamora Club de Fútbol. Pese a que solo se llevan disputadas dos jornadas ligueras, las dos derrotas cosechadas por los rojiblancos y sobre todo los siete goles encajados en 180 minutos muestran un panorama desalentador. La derrota del Guijuelo quedó amortiguada por el bagaje estadístico que sonrió a los de Roberto Aguirre al final del encuentro. Pero la goleada sufrida este domingo ante el Real Valladolid B no tiene ni la disculpa de la estadística.

Los zamoranos empezaron bien, con incluso ocasiones para ponerse por delante, pero a raíz del fallo de Branco que dio origen al primer gol, los rojiblancos se desmoronaron. Corría el minuto 41 y un despeje muy blandito del boliviano suponía una cesión al rival que lo aprovechaba para crear peligro. Carmona ponía el pase de la muerte y Jorge remataba en boca de gol para hacer el primero. Antes de ese gol, el Zamora pudo haberse adelantado con buenos minutos. De la Nava, Coque, Aarón y Arkaitz gozaron de hasta tres ocasiones claras. También el Valladolid tuvo acercamientos, pero sin un verdadero peligro.

Ese tanto de Jorge Hernández fue el punto de inflexión en varios aspectos. Suponía un gol psicológico, era el inicio de unos minutos superlativos de un Jorge que se mostró inalcanzable en la segunda parte y era el comienzo del fin de un Zamora que se esfumó en los segundos cuarenta y cinco minutos.

La segunda parte pudo cambiar si Aarón Aguado hubiera marcado en un mano a mano con el portero, pero su lanzamiento con la zurda fue demasiado inocente. A partir de ahí, con un Jorge Hernández sobresaliente, el Valladolid B se sintió muy cómodo en el centro del campo, sin apenas sufrir en la zona de tres cuartos y creando ocasiones de forma casi hemorrágica. Así fueron llegando los goles hasta el 4-0 final que desarmó al Zamora y deja las dudas instaladas en el entorno del club rojiblanco. Un marcador que pudo ser mucho más amplio por ocasiones, entre ellas un balón al larguero de Jorge que hubiera redondeado aún más una mañana primorosa.

En una segunda parte horrible, el Zamora solo dispuso de dos llegadas claras, mientras que el torrente de fútbol pucelano, liderado por un Jorge Hernández superlativo, le valió para desarbolar a un trabajo defensivo del Zamora que quedó en evidencia con el 4-0 definitivo.

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