Este martes se inauguraba la exposición del pintor zamorano Jesús Masana “Una vida pintando 1970-2014”. El propio artista atendía a zamora24horas poco después de que se abrieran las puertas de la iglesia de la Encarnación y explicaba los detalles de la exposición.
¿Qué puede encontrar el público que venga a ver esta exposición?
Si viene alguien neófito en la pintura verá cuadros que le puedan gustar y otros no; y si viene alguien que entienda verá que aquí hay toda una vida y se va viendo en función de los distintos momentos. La última serie es básicamente de Zamora que es donde me he afincado. He hecho algunas obras más abstractas y expresionistas sobre todo aquí, aunque ahora estoy en un momento de descanso y de tranquilidad, aunque sigo practicando.
¿Es su vida en cuadros?
La exposición es el resumen de toda mi carrera aunque faltan aspectos, por ejemplo la acuarela o el aspecto muralista, que no están aquí. Yo pintaba murales, mosaicos y por ejemplo en Lérida estuve pintando iglesias. Recuerdo que una iglesia la pinté entera y tardé varios años porque compaginaba la pintura con mi profesión en la enseñanza. Y luego al venir aquí a Zamora pinté la iglesia de Lourdes. También me gustan los grandes espacios, y eso se refleja en algún cuadro.
Habla del pasado, ¿cómo comenzó su afición a la pintura?
Desde pequeño siempre me gustó la pintura. Tengo noción de pintar desde los seis años, porque hice un dibujo en una pizarra que nos compró mi padre. Cogí el diccionario de español, vi una cabeza de caballo, lo dibujé y vino el secretario del pueblo y preguntó que quien había hecho ese dibujo. Le dijeron que lo había hecho yo, me dijo que estaba muy bien y desde ese momento me lo creí y comencé a pintar. Es una cuestión de autoafirmación y hasta hoy.
¿Y cómo fue evolucionando ese gusto por la pintura?
Empecé a pintar dibujos en las revistas del colegio. Cuando fui a la mili me cogieron para hacer el periódico y estando en la mili había hecho el ingreso en Bellas Artes e hice mi primera exposición en el año 69. Desde ese momento he ido haciendo exposiciones hasta ahora. Llegó un momento antes de entrar en Bellas Artes que no sabía por dónde tirar, porque creía haber llegado a mi techo. Entonces entré en Bellas Artes y encontré un mundo estupendo. A partir de entonces vi las cosas de color.
¿En Zamora gusta la pintura?
Sí, en Zamora hay mucha gente a la que le gusta la pintura, con cantidad de escuelas que se centran en ello.
¿Y hay pintores?
En Zamora hay muchos artistas consagrados. Y yo lanzo la idea de que todos los artistas consagrados, entre comillas, donáramos una parte de nuestras obras para crear un museo de tipo local de pintura de los últimos años del siglo pasado. Hay material suficiente y hay que tener la voluntad de crear una infraestructura para ello. Yo le digo a las instituciones que puede ser posible y que lo intenten. Porque además, el arte y en concreto la pintura ayuda a realzar el espíritu de una sociedad.
¿Qué saca un artista en Zamora dedicándose a esto?
Esto es pintar por amor al arte. La subvención que tengo yo ahora es que la Diputación me deja este local. Yo no estoy metido en las redes de cuadros. Lo intenté pero vi que mi camino no era ese, aunque he hecho más de 60 exposiciones. Tengo obras en España, Italia, Alemania, América… pero una cosa son los caminos más de tipo institucional y otro es el de las salas dedicadas a esto, pero no estoy metido en ninguno de esos raíles. Tampoco lo necesito porque he tenido un modus vivendi que es la enseñanza que me ha permitido vivir y dejándome la pintura como un complemento más de mi vida.
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