Y Cristo venció a la muerte. A las nueve de la mañana y con los primeros acordes del himno nacional de España, la Virgen de la Alegría y Cristo Resucitado asomaban sus rostros a orillas del Duero, por el barrio de La Horta. Ambas imágenes salían del templo homónimo de origen románico para emprender caminos distintos pero sabedores del destino final. 

La Virgen de la Alegría (o del Encuentro) era la primera en salir de la Iglesia Parroquial de Santa María de la Horta al son de las marchas fúnebres. La imagen creada por Higinio Vázquez iniciaba así su ruta de encuentro hacia el Hijo perdido. Ataviada con su luctuoso manto negro, su figura era arropada por los hermanos de la Cofradía de la Santísima Resurrección, vestidos de calle y portando sus varas niqueladas ornamentadas con flores.

Mientras su figura se alejaba, y al compás de la flauta y tamboril, el cuerpo hercúleo del Cristo Resucitado hacía su aparición entre las hojas del templo. La talla del imaginero Ramón Álvarez comenzaba así su camino hacia la Resurrección con capa y gallardete de terciopelo rojo y bordados en oro.

El Hijo, en dirección a la Plaza Fray Diego de Deza. La Madre, hacia la iglesia de Santiago del Burgo. Distintos caminos pero un mismo sentido: el de la Resurrección. Durante el parón protocolario en sendos rincones, la lluvia hizo acto de presencia e hizo temer lo peor. Sin embargo, el sol regresó a medida que los cargadores volvieron a portar sobre sus hombros el peso de las dos imágenes para poner rumbo a la Plaza Mayor. 

Una vez allí, cientos de fieles asistieron al esperado Encuentro entre Madre e Hijo. Entre el estruendo de las escopetas, la Virgen fue despojada de su manto negro, momento culmen del desfile procesional con ambiente romero que ha desatado la alegría y los aplausos entre los presentes. Varas y flores en alto, los zamoranos han estallado de júbilo al ver a Cristo Resucitado. La alabada y reciente composición Suite Sayaguesa de David Rivas ha sido la nota final del Encuentro. La obra, interpretada al alimón por Luis Antonio Pedraza y la Banda de Música de Zamora, ha sido ovacionada por los miles de fieles reunidos en la Plaza Mayor. 

Tras el esperado Encuentro, los hermanos de la Cofradía han regresado a la iglesia de la Horta para celebrar la correspondiente Eucaristía antes de degustar el tradicional "dos y pingada". Atrás quedan casi diez intensos días de nervios, largas esperas, encuentros con los amigos y familiares, tradiciones y sentimientos de Pasión que van más allá de las creencias de cada uno. Salud para otro año, hermanos. 

 

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