Los vecinos de la margen izquierda del Duero tenían este domingo una cita importante. Y es que además de celebrarse el Día de la Madre y el Día del Trabajador, también, y como manda la historia, la Real Cofradía de la Virgen de la Guía organizaba su tradicional procesión. Una procesión en la que el buen tiempo fue la nota más agradable, lo que permitía que decenas de personas tomasen parte en todas las actividades organizadas.
Así, a las once de la mañana comenzaban los actos con la misa en la iglesia del Santo Sepulcro. Una vez concluida la misa, todos los vecinos acompañaron a la Virgen de la Guía hasta el Puente de Piedra. Allí se realizaba la reverencia en el lugar en el que según cuenta la leyenda se apareció la imagen a los antiguos vecinos del barrio. Después, retorno al tempo de salida de la patrona de la margen izquierda.
Los actos de la mañana finalizaban con la invitación, por parte de los mayordomos de la cofradía, de un vino español para todos los vecinos que participaron en la procesión.
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