Los rojiblancos siguen pasando trámites. Este miércoles tocaba visita al filial del Mirandés y el Zamora hizo lo justo para ganar. Era un día ingrato para los futbolistas. Las condiciones del terreno de juego, con un campo de escasas dimensiones y algo irregular, obligaba a salirse del guion de fútbol brillante para irse a un fútbol más tosco, de trincheras, de brega, pelea y lucha en cada disputa. El control de las acciones a balón parado y el dominio de las segundas jugadas resultaba clave en un partido en el que ninguno de los dos equipos pudo imponerse en la primera parte. 

Ni Mirandés B ni Zamora CF tuvieron ocasiones claras de gol en demasía en ese primer acto. La más clara la tuvo la escuadra local, tras un fallo de Josema en la salida de balón que dejó al ariete rojillo solo ante Rodri; pero la aparición providencial de Andoni evitaba males mayores. Fue el primer y único fallo atrás de una retaguardia rojiblanca que se mostró expeditiva, segura y sabiendo que un error podía costar el partido. 

En ataque los zamoranos estaban espesos. Ante la imposibilidad de crear juego en la medular, el Zamora se limitó a buscar balones largos a los costados y a un Nata que volvió a ser el referente en punta para intentar convertir en acciones de peligro balones difíciles. Además de Nata, David Álvarez, Rubén Moreno y Manu Moreira intentaron asociarse arriba, pero fue imposible. 

Llegaba el tiempo de descanso con empate a nada en cuanto a presencia atacante, pero con los dos equipos muy seguros en labores de contención. La presencia de Andoni en la parcela ancha le daba al equipo de Balta un carácter más defensivo que agradeció el plantel en un partido tan exigente en esa zona con mucho juego aéreo y balones divididos. En la segunda parte el Zamora fue de menos a más. Los jugadores de Balta empezaron parapetados en la retaguardia pero poco a poco fueron apareciendo en zona de tres cuartos. 

Los hombres ofensivos entraron más en contacto con el balón y se generaron dos ocasiones claras de gol. Pese a ello, el Zamora dejó patente su falta de chispa careciendo de último pase y siendo incapaz de definir en ocasiones claras las llegadas que generaban incertidumbre a la defensa local. Tuvo que ser de penalti, y ya pasado el ecuador de la segunda mitad, cuando el Zamora lograba abrir el marcador. Una falta sobre David Álvarez dentro del área se convertía en una pena máxima convertida por el propio ariete zamorano. Esta vez no hubo dudas. David Álvarez fue hacia el balón y ejecutó, parsimonioso, el penalti. Era el gol que adelantaba al Zamora y que a la postre le daría la victoria. 

Ese gol fue el culmen de los buenos momentos de los rojiblancos. A partir de ahí, el encuentro cayó en picado y el Zamora se limitó guardar el resultado, jugando con el tiempo. Las peores noticias llegaron en ese tramo final. La lesión muscular de Juanan y la expulsión de Aarón con roja directa, fueron el peor final posible para un encuentro en el que los zamoranos acabaron pidiendo la hora. Eso sí, una hora que se cumplió con ese 0-1 y con tres puntos que le dan al Zamora la opción de mantener los cinco puntos de ventaja con respecto al segundo a falta de siete jornadas para el final de la liga regular.

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