"¡Sí se puede!". A falta de menos de un minuto y medio para la conclusión del partido, la grada del Ángel Nieto echaba chispas. Después de una remontada antológica, el MMT Seguros tenía al alcance a un Atlético Valladolid que ganaba por uno tras haber manejado ventajas de hasta seis goles. Los más de 1.000 seguidores pistacho se dejaron la garganta y el alma en su afán por alentar a los suyos. Al final, no pudo ser.

Al otro lado, dentro del fondo y en las esquinas de los laterales, los aficionados del Atlético Valladolid rugían de júbilo tras una pequeña pesadilla de cinco minutos. Unos 400 hinchas de la capital vecina viajaron a Zamora para vivir lo que fue una fiesta completa para ellos y una oda al balonmano. La rivalidad no impidió la sana convivencia entre aficiones y el partido dio vía libre a las pasiones de unos y de otros, que a buen seguro terminaron el encuentro tan cansados como sus entregados jugadores.

El sonido de los bombos, las bocinas, los gritos. Todo valía para animar al equipo propio y tratar de incomodar al contrario. No hubo ni un instante de silencio, ni tampoco una falta de respeto hacia el rival. El encuentro terminó con victoria y ovación para el cuadro visitante, y con un reconocimiento merecido al esfuerzo del MMT Seguros, que salió, como su gente, con la cabeza alta de una pista que ya anhela su regreso para volver a vivir otra fiesta de Plata con la vista puesta en Asobal.

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