Primera jornada de liga y primera decepción. El Zamora Club de Fútbol perdía por 2-3 ante el Guijuelo en un encuentro extraño y atípico, como casi todos al inicio de la temporada. Los seguidores vieron un partido atractivo sobre el césped, pero evidentemente con sabor amargo por la derrota.

Quien más y quien menos tenía que ayudarse de los aficionados cercanos para ir conociendo a los jugadores, saber qué futbolista tenía la pelota o quién era el que había cometido un fallo o una falta. Los minutos pasaban y la afición empezaba a temerse lo peor al ver a un Guijuelo mejor plantado durante la primera media hora. Incluso, se oyeron algunos tímidos silbidos en la grada.

El equipo mejoró a partir del minuto 35 y arrancó bien la segunda parte con un balón al palo de Aarón Aguado. Los hinchas empezaban a creer un poco más en el equipo y veían como factible la primera victoria. Pero el jarro de agua fría llegó a los cinco minutos de la reanudación. Tres goles en quince minutos hicieron que más de uno perdiera los nervios y ya viese al equipo descendido en la primera jornada liguera.

El gol de Aarón Aguado, de penalti, y el de Arkaitz, a falta de cinco minutos para el noventa, hacían que la hinchada creyese en un milagro que finalmente no se certificó.

Acababa el encuentro con 2-3 y la lectura podía ser válida tanto para los pesimistas como para los optimistas. El equipo de Roberto Aguirre dejó muchas dudas y preocupaciones con un sistema defensivo más frágil que otros años y con un ataque atascado durante muchos minutos. Los optimistas se quedaron con los destellos de calidad de algunos jugadores y con la reacción cuando el partido parecía imposible con el 0-3.

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