¿En qué momento decide dedicarse a la política?
Mis inicios forman parten de esa necesidad de las mujeres de querer cambiar el mundo y a partir de ahí sentir la necesidad de comprometerte con la realidad que te rodea, la más cercana, que en mi caso es la de mi ciudad, Zamora. Y así empecé a militar en el Partido Socialista. Obviamente en mi casa ideológicamente siempre habíamos sido una familia de izquierdas y opté por el PSOE.
Y desde el inicio hasta ostentar un cargo ocupado hasta ahora por hombres. ¿Qué supone eso?
Es cierto que no ha sido fácil llegar a ser la secretaria de organización de los socialistas de Castilla y León, que es un puesto netamente masculino. Mi partido tiene 140 años de historia y es la primera vez que una mujer ocupa la secretaría de organización. No ha sido fácil. He encontrado muchos obstáculos.
¿Cómo cuáles?
Algunos propios a mi condición de mujer. Tener que conciliar con horarios imposibles, y siendo madre con mayores dificultades. Además esa barrera en la que tanto dentro de mi propio partido como fuera, un cargo del que depende hacer cumplir las normas, tomar decisiones de forma continua, para muchos que no estaban acostumbrados que las órdenes las diera una mujer no ha sido un camino de rosas. Pero creo que ha sido importante que sigamos luchando y que muchas más mujeres lleguen a ocupar puestos de responsabilidad, independientemente del color político e independientemente de que sean políticas, empresarias o de cualquier campo laboral.
¿Hay que demostrar más por ser mujer?
Siendo mujer siempre hay que demostrar el doble. No solo yo, todas las mujeres, porque además de juzgarnos por todas nuestras cualidades intelectuales, políticas y de gestión, somos constantemente fiscalizadas por nuestro aspecto físico, por nuestras relaciones y esto hace que tengas que demostrar constantemente tus capacidades. Es muy agotador pero no va a hacernos doblar la rodilla en la lucha por los derechos de las mujeres y por la igualdad real de las mujeres