Ecologistas en Acción denuncia la "desprotección" del río Duero en su tramo urbano

Ecologistas en Acción de Zamora llama la atención sobre la desprotección medioambiental del tramo urbano del río Duero, una zona riquísima en biodiversidad que no tiene la protección de otras riberas y afluentes del río.



 Las márgenes del Duero pelean por recuperar la normalidad
Las márgenes del Duero pelean por recuperar la normalidad

El 22 de mayo se celebró el “Día Internacional de la Diversidad Biológica” (ONU) y estamos en el último año del “Decenio de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica” (2011-2020). El 5 de junio ha sido el Día Mundial del Medio Ambiente y ha estado dedicado a la biodiversidad.

El Covid19 ha puesto en el banco de los acusados a la actividad humana como responsable de la pérdida galopante de biodiversidad en todo el planeta, acusándola de traernos zoonosis pandémicas letales.

El comienzo de las obras de la promoción de viviendas privadas "Río Pallas", a los pies del Puente Nuevo de Zamora y a escasos metros del río Duero (promoción que Ecologistas en Acción Zamora reclamó infructuosamente mediante la presentación de alegaciones ante la pasividad del Ayuntamiento), nos recuerda la amenaza que pende sobre la riqueza biológica que tienen estas riberas. Curiosamente, este modelo de desarrollo coincide con el tramo de río sin protección natural, como si se hubiera tenido en cuenta el interés inmobiliario exclusivamente.

El tramo urbano del río Duero a su paso por la ciudad de Zamora acoge una elevada biodiversidad, con la presencia constatada de, al menos, 225 especies de vertebrados terrestres, la mayor parte de ellas consideradas “de interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas (CNEA). Además conserva magníficos ejemplos de bosque de ribera, concretamente bosques galería de sauce blanco (Salix alba) y álamo blanco (Populus alba), considerados de interés comunitario en la Directiva de Hábitat. Sin embargo, este tramo fue excluido de la declaración del LIC (actual ZEC) “Riberas del río Duero y afluentes” y de la consiguiente inclusión en la Red Natura, sin mediar justificación objetiva, salvo la de dejar las manos libres a su futura urbanización.

Las islas fluviales que salpican todo este tramo del Duero y, particularmente, aquellas que carecen de accesos, constituyen el eje y el soporte básico de toda esta biodiversidad. En primer lugar, acogen la práctica totalidad de la masa forestal de bosque de galería existente en este tramo. Pero, además, el bosque de ribera que encontramos en la mayoría de estas islas, lleva décadas desarrollándose sin ningún

tipo de intervención humana y es de una calidad ecológica muy difícil de encontrar hoy en día en nuestras riberas. Del mismo modo, las orillas forman parte indispensable de la unidad ecológica y mantienen abierto el corredor que da continuidad a la sorprendente vida salvaje a lo largo del río Duero.

En segundo lugar, estas masas de bosque de ribera, suponen las principales áreas de refugio y lugares de reproducción para la mayor parte de las especies de aves, mamíferos y reptiles característicos de este hábitat, como: avetorillo común (Ixobrychus minutus), garza real (Ardea cinerea), martinete común (Nycticorax nycticorax), cigüeña blanca (Ciconia ciconia), milano negro (Milvus migrans), águila calzada (Hieraaetus pennatus), cárabo común (Strix aluco), autillo europeo (Otus scops), martín pescador (Alcedo athis), torcecuello (Jynx torquilla), pico menor (Dryobates minor), nutria europea (Lutra lutra), galápago leproso (Mauremys leprosa) y galápago europeo (Emys orbicularis), entre otras muchas.

Por poner algunos ejemplos: la práctica totalidad de los nidos de águila calzada (2 parejas), garza real (una colonia con 20-30 parejas), martinete común (6-11 parejas) y milano negro (9 parejas) del tramo fluvial urbano y la mitad de la población local de cigüeña blanca (ca. 30 nidos sobre 56) se hallan en las islas, donde encuentran una protección y tranquilidad de las que no disfrutarían fuera de ellas. Asimismo, el conjunto de islas fluviales constituyen el área principal de reproducción de la población local de las dos especies de galápagos autóctonos (Mauremys leprosa y Emys orbicularis), ambos seriamente amenazados.

Sin la existencia de estas islas salvajes e inalteradas, la fauna asociada a este tramo fluvial sería muchísimo más pobre, nada comparable a la que podemos disfrutar actualmente. De modo que las transformaciones artificiales que pudieran sufrir o cualquier incremento sustancial de la presencia humana en las mismas, supondrían un impacto de enorme magnitud y completamente injustificable para la biodiversidad local.

En previsión de que algún día pudieran ser objeto de algún tipo de proyecto intervencionista, resulta patente la necesidad de que la administración competente las dote de la figura de protección más apropiada (en este caso consideramos que debería consistir en su inclusión en la Red Natura, concretamente en la Zona de Especial Conservación “Riberas del río Duero y afluentes” donde siempre debió estar). No podemos permitir(nos) perder lo que constituye, sin ninguna duda, el espíritu más genuino de nuestro río y el verdadero corazón salvaje de la ciudad. Esta protección debería hacerse extensiva a las mismas orillas del río Duero a su paso por la ciudad que constituyen una unidad ecológica con las islas. 

Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios

Lo más leído