Las entidades de inspiración cristiana que impulsan en España la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente —Cáritas, Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica (JEC) y Juventud Obrera Cristiana (JOC)— han reclamado "con urgencia" la aprobación de un ingreso mínimo garantizado, el reconocimiento del derecho a la prestación por desempleo para las personas empleadas de hogar, la regularización extraordinaria e inmediata de los trabajadores "sin papeles" y un pacto de Estado que apueste por la centralidad de la persona y el trabajo decente.
"Ante el 1º de Mayo de 2020, Día Internacional del Trabajo, extraordinariamente marcado por la crisis de la pandemia, las organizaciones promotoras de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) unimos nuestras voces y fuerzas, en esta celebración del trabajo y de san José obrero, para reafirmar que el trabajo es para la vida, que debe garantizarse unas condiciones laborales que protejan la integridad física y psíquica de la persona, y favorezca su protección social, esenciales para una vida digna", subrayan en el manifiesto.
En concreto, reclaman un ingreso mínimo garantizado en un programa articulado que integre las políticas sociales en España; el derecho a la prestación por desempleo para las personas empleadas de hogar, así como el reconocimiento social del trabajo de hogar y de cuidados; la regularización extraordinaria y urgente de los trabajadores y las trabajadoras 'sin papeles'; un pacto de Estado que, entre otras cuestiones, apueste por la centralidad de la persona y el trabajo decente; y el fortalecimiento del pilar de los derechos sociales en Europa.
Según precisan, no les "cabe duda de que la crisis laboral y económica provocada por la pandemia del COVID-19 hubiera tenido un menor impacto sin la indecente precariedad laboral, ese 'virus' que caracteriza el sistema de relaciones labores, que lesiona los derechos de las personas trabajadoras y de sus familias". A su juicio, el impacto no hubiera sido tan grande "si la sanidad y el conjunto de políticas sociales hubieran contado con los recursos que necesitan y que fueron recortados como consecuencia de la anterior crisis financiera".
El manifiesto pone el foco en "los empleos más precarizados", como los de personas trabajadoras del hogar y de cuidados, agricultura, establecimientos de alimentación o repartidores, "que hasta el momento han estado invisibilizados y no han tenido un justo reconocimiento laboral y social". Se trata de unos sectores laborales, según precisan, que "en este momento de crisis sanitaria, se han descubierto como esenciales para la sostenibilidad de la vida" pero cuyos trabajadores siguen teniendo "condiciones precarias y en la mayoría de los casos sin la protección adecuada".
Además, apuntan que en la actual emergencia social causada por el coronavirus, "el empleo que en primer lugar se ha destruido es el más débil, el que carece de redes de protección social". Por ello, lanzan una llamada "para que se articulen e impulsen todas las medidas necesarias evitando que esto vuelva a pasar y para construir una red de protección social para quienes han perdido empleo, salario y derechos, para que nadie se quede atrás". El manifiesto finaliza con una invitación a las comunidades cristianas a unirse en la oración desde sus casas.
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