El rastro del dinero desaparece en Zamora: el número de oficinas bancarias cae en picado en la provincia

El acceso a una sucursal se ha convertido en una misión cada vez más complicada para los zamoranos, especialmente en el mundo rural

 Cajero automatico
Cajero automatico

El repicar de las campanas cada semana lo escucha menos gente. Aquellos que habitaban las casas tomaron las maletas para buscar un mejor futuro, con mayores proyecciones para ellos mismos y sus familias. Esa ha sido la estampa habitual de la provincia de Zamora en las últimas décadas, jóvenes y no tan jóvenes que cambiaban su tierra por otras nuevas buscando un cambio de vida con más salidas laborales. Esta hemorragia no se ha cortado y, con ello, los propios pueblos y la capital zamorana también han cambiado su día a día.

Con menos habitantes, el cierre de negocios llega de la mano. Y con ello, menos servicios que poco a poco se tienen que encontrar a más kilómetros de distancia. Algo que, en muchos casos, complica la realidad de una población que en el mundo rural zamorano está marcada por su avanzada edad.

Más allá de la clausura de las tiendas o bares, esos puntos que suelen ser los lugares de encuentro en los pueblos, algo palpable ha sido el cierre de oficinas bancarias a lo largo de los años. Cierres que impiden a los ciudadanos poder sacar dinero o realizar gestiones bancarias en su propio municipio. Situación que no se vive solamente lejos de la capital, sino que en esta misma se han contabilizado un buen número de descensos en oficinas operativas.

ADIÓS A LAS GESTIONES EN EL PUEBLO

La provincia de Zamora cerraba el lejano año 2015 con un total de 198 oficinas bancarias repartidas por el territorio, estando 58 de ellas en la capital. Los cerca de dos centenares de cajeros ubicados en ellas permitían a un porcentaje de la población poder retirar efectivo o consultar su saldo.

Sin embargo, desde aquel año el número ha caído en picado y ha obligado a tomar decisiones alternativas para que los ciudadanos pudieran seguir contando con este servicio esencial. Muestra de ello se dio en el año 2021 con la incorporación de cajeros a los autobuses que conforman el programa ‘Bibliobus’.

La decisión ha llegado motivada por el descenso de oficinas, las cuales en 2016 eran 186, pasando por las 183 en 2017; 178 en 2018; 131 en 2019; 125 en 2020; 105 en 2021; y las 91 que el Banco de España registraba en el cierre del año 2022.

ZAMORA CAPITAL NO ESCAPA DEL PROBLEMA

A pesar de que los pueblos son los más agraviados, la capital zamorana sigue la estela de sus convecinos -únicamente hubo un año con el paso de 35 oficinas en 2020 a 36 en 2021-. Pasando de 58 registradas en 2015, la ciudad llegó al 31 de diciembre de 2022 con 30 oficinas bancarias.

Casi la mitad que siete años atrás, cuando la perla del Duero albergaba el 29,29% de las oficinas de la provincia. Dato que se ha ido incrementando al mayor cierre en los pueblos -actualmente suma el 33% con 30 oficinas de las 91-, pero que no impide observar cómo también la población más grande de la provincia también vive la marcha de estos servicios.

CASTILLA Y LEÓN LA MÁS AFECTADA

El último año la comunidad de Castilla y León se erigía como la región más afectada por esta situación. Las nueve provincias representaban el cierre de una de cada cuatro oficinas cerradas en toda España, una cifra que de 2016 a 2019 se reflejaba con 399 cierres en poblaciones de menos de 5.000 habitantes.

Una lenta agonía donde la despoblación incesante de Zamora deja el territorio más vacío y con la marcha de unos servicios que, siguiendo la teoría de la pescadilla que se muerde la cola, ponen cada vez más trabas a poder revertir la situación que tiene a Zamora como epicentro del problema demográfico.

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